“El que entró a robar a casa tenía la seguridad de que yo no estaba”

Diego Morawicki dio detalles del robo que sufrió en mayo. Los ladrones se llevaron una caja fuerte con U$S 65.000 que iba a invertir y generar 20 fuentes de trabajo

A más de 40 días del hecho, el empresario maderero Diego Morawicki aún mastica bronca e indignación por el mal trago que le tocó vivir el 15 de mayo, luego de que desconocidos ingresaran a su vivienda de Garuhapé y se llevaran una caja fuerte con una importante suma en dinero que superó los seis millones de pesos, además de cheques y joyas.

Y, más allá del altísimo perjuicio económico que le generó el robo, lo que más lamenta el empresario es no poder contar con el dinero que tenía pensado invertir en una nueva industria y que como consecuencia generaría al menos 20 nuevas fuentes de trabajo en el municipio.

Si bien efectivos de la Policía de Misiones desplegaron distintos operativos en busca de los malvivientes, Morawicki sigue sin tener novedades sobre quiénes fueron los responsables de un hecho que se consumó en el momento en que el empresario llevó hasta Puerto Rico a una joven a quien había conocido por las redes sociales y que, al parecer, fue parte de la planificación del robo.

Durante una entrevista que el damnificado tuvo con este matutino, confió que el dinero robado -65.000 dólares- pertenecía a la venta de una propiedad en Rafaela, Santa Fe.

“El dinero era de una propiedad que vendí en Rafaela. Esa plata tenía para la compra de una nueva línea de equipamientos para un aserradero. El proyecto inicial era de quince personas para comenzar a trabajar, un aserradero especializado en tres especies: pino paraná, elliotis y eucalipto, con la logística de una empresa de Buenos Aires que se iba a encargar de la venta del producto”, explicó el empresario.

En relación a esto último, afirmó que “la idea de montar esta empresa en Garuhapé, paralelamente con la que tengo en Rafaela, fue porque soy de acá, quiero a mi pueblo, tengo a mis amigos de la infancia, a mis amigos de la escuela en Puerto Rico y de la calle en Garuhapé”.

Según Morawicki, desde la década del 90 se generaron pocas fuentes de trabajo en el rubro maderero y por eso “la idea era montar un aserradero. Nos criamos en el rubro de la madera, hay gente que estaba al tanto de este proyecto y se estaba preparando para comenzar a trabajar, hijos de ex empleados de papá o conocidos de toda la vida sabían que se venía algo. Mucha gente de entre 25 a 35 años que hoy en Garuhapé no encuentran una salida laboral. El pueblo tiene algo de industrias, pero no las suficientes como para la gente de esa edad”.

Y, en esa línea, expresó que “en realidad les robaron el sueño a 20 familias, que si multiplicás por tres, es un montón de gente, que para Garuhapé es muy necesario. Estamos hablando de una localidad chica, con bajos recursos, en general el 80% de la gente es muy humilde, con muchos trabajos temporales, de tarefa, de cosecha de naranja, mandarina, mandioca. Son trabajos temporales, lo que no hay son generadores de puestos de trabajo fijo”.

Consultado sobre lo que vendrá de ahora en más sostuvo que “estoy por cumplir 45 años, uno las esperanzas nunca pierde o ya lleva en los genes el querer ser emprendedor, simplemente que en este momento es muy difícil recuperar ese dinero, que yo lo gané trabajando. No se puede comprar un aserradero viejo, usado, porque está fuera de sistema, se necesita una línea de última generación para garantizar una buena producción y estar a la altura de lo que están los demás aserraderos. El dinero era para una línea moderna”.

La investigación
Según contó Morawicki, está en constante comunicación con el comisario de la localidad por si surge cualquier novedad sobre el robo. “La Policía tiene la patente del auto, las imágenes de las cámaras de seguridad de casa y de los lugares por donde se movía el auto, tienen las caras de las personas. Hicieron un allanamiento en Garupá y no encontraron a nadie, incluso en el momento del allanamiento la casa estaba con la puerta abierta y dos albañiles trabajando, todo muy extraño, como que a los que me robaron se los comió la tierra”, señaló.

Más casos en la zona
Por otro lado, el empresario relacionó su caso con otros robos que se realizaron durante el último tiempo en la zona y comentó que “hay muchos casos de colegas míos que les han robado, en los últimos tres años robaron a varios empresarios que se sabe que manejan dinero y que nunca se esclarecieron, tanto en Garuhapé como en Puerto Rico. Los casos más recientes son de Puerto Rico, pero no se esclareció ninguno. Nunca se esclareció nada y eso llama un poco la atención a la sociedad, como que hay recursos para saber dónde escarbar pero igualmente no se esclarece nada, porque tampoco tienen que traer un perejil, hay que traer al que me robó a mí”.

Respecto de las sospechas que tiene junto a los demás empresarios damnificados, el entrevistado reconoció que los implicados “es gente de acá, para mí hay una organización de alguien que vende el dato, que sabe que hay plata, entonces vende el dato y los que ejecutan son de afuera, de Posadas o Garupá. Lo que me llamó la atención es que la Policía no llega a involucrar los casos porque, por ejemplo, mi secretario se dio cuenta siguiendo las cámaras de casa que la persona que entró a robar acá tenía las mismas zapatillas que el que entró a robar al transportista de Puerto Rico. Entonces, esas conjeturas quizás la Policía debería hilar un poquito más fino para poder llegar a estas personas que están involucradas”.

El robo
La noche del 15 de mayo Morawicki había salido de su vivienda a pasear por la Costanera de Puerto Rico con una joven que había conocido en las redes sociales.

Sobre el vínculo con la muchacha, el hombre reconoció que “primero vinimos a casa, tomamos mate. Voy a buscar unas empanadas, me pego una ducha y la llevo a Puerto Rico, cuando estábamos allá ella me pidió para dar unas vueltas por la Costanera y después de 15 o 20 minutos, se baja del auto a la altura de la Plaza del Niño. Vuelvo a casa y me encuentro con la puerta abierta y la luz de la habitación encendida. Al entrar veo que no estaba más la caja fuerte”.

Observando las cámaras de su domicilio y de un supermercado cercano a la plaza, los investigadores descubrieron que la chica se sube al mismo auto que aparece en su domicilio en el momento del robo.

“Cuando la chica se baja de mi auto, se sube a otro vehículo, que es el mismo que aparece en mi casa en el momento del robo, por lo que entiendo que esta chica está involucrada, porque ella fue la que me hizo hacer tiempo en Puerto Rico para que yo me demore. El que entró a robar a casa tenía la seguridad que yo no estaba”, reconoció.

“Cuando me doy cuenta que me robaron, llamo a un amigo y luego a la Policía para que inicie la investigación. Por mi parte, hablando con otros colegas, empezamos a atar cabos, por supuesto que alguien vendió la información de que en ese momento me encontraba con ese dinero. En la caja fuerte había 65.000 dólares, joyas de mis padres y abuelos y unos 2.000.000 de pesos en cheques, que afortunadamente los pude denunciar a medida de que llegaban en fecha para ir recuperándolos”, culminó el damnificado.

FUENTE: EL TERRITORIO

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